lunes, 27 de agosto de 2012

VICTOR ADRIAN POR FERNANDO RIVAS

Victor Adrián hace el mismo recorrido todos los dias: Camina de la Gran Estación en Manhattan al restaurante ubicado a un costado de la biblioteca pública de N.Y. Son cuatro cuadras: Las mismas de todos los dias.  Se pregunta porqué en vez de entrar al restaurante a voltear hamburguesas mejor no lee un libro de los escritores de la Generación Kindle o se sienta, en paz consigo mismo, a observar el cielo raso de la biblioteca, restaurada recientemente.
Transcribo la carta que Victor Adrián escribió a su novia Maite:

Es absurdo trabajar en un restaurante cuando me acabo de graduar de economista. Y  devengando un salario de subsistencia no se cuando podré pagar la enorme deuda contraída con la universidad. Me siento estafado. Engañado. Me pregunto a qué fuí a la universidad. La universidad es toda una empresa comercial y YO solo soy una cuenta de cobro con altos intereses. Pero lo peor de todo es que hace mucho tiempo vivo con la excusa del "mientras tanto".  
Recuerdo la mañana que por primera vez te vi. Era una mañana radiante de alegría, el cielo diáfano, y a lo lejos, los árboles, se perdían en el vacío. Ese día comenzaban las clases. Despertaste en mi unas ilusiones que creía yacían en el olvido. Tu sonrisa angelical,  la mirada serrena y segura de ti misma, me transmitía confianza. Por la forma cómo hablabas inglés y tu cabello rubio deduje que eras americana.
Los dos creamos falsas expectativas. y aunque teníamos objetivos en común, e incluso Yo era como tu me decias con placer "muy bueno en la cama", Yo no pude llegar a ser el famoso ejecutivo de una compañía internacional; y Tú, no pudistes ser la gran empresaria de modas.
Ahora entiendo una de tus primeras preguntas con respecto a mi : ¿Qué tienes?, y recuerdo que te respondí: "Un monton de sueños". Ahora se también la respuesta a mi pregunta; ¿Cómo pagas la universidad?
Una población cercana a Barcelona fue favorecida con El Gordo de la lotería y tu familia fue una de ellas. Y las cosas nunca han sido  como tú las cuentas. Tú decías que tu familia siempre ha tenido dinero, que son miembros de un club exclusivo en Barcelona, el cual,  para ser miembro hay que tener un millon de Euros. Maite,Tú siempre pretendiendo ser lo que no eres. Hoy te digo que Tú y tu familia no son más que unos Españoles descendientes de los Moros y Yo un hispanito pobre, desempleado, viviendo y comiendo sanduchitos en la USA. Pero mientras Tú vives con lo que aún te queda de dinero y en forma arrogante te sigues burlando de quienes Tú consideras no saben Ná de Ná, Yo en cambio, tengo la certeza de superar esta crísis y tengo las habilidades para crear un negocio desde las cenizas como el Ave fénix".

Esta carta de Victor Adrián al igual que muchas historias son las que me acompañan a diario. Diría que forma parte de la cotidianidad. Están en los periódicos, en las campañas publicitarias, y es imposible abstraerse de esta realidad que nos afecta a todos.  No deja de sorprenderme que personas con doctorados, con títulos universitarios, no puedan encontrar trabajo en sus profesiones porque la economía americana no los genera. Y la expresión "voltear hamburguesas" tiene la connotación peyorativa de carencia de talento. No se crea talento, y sin innovación, dificilmente se puede hablar de recuperacón económica. Las universidades no se enfocan en estimular el talento creador por medio del cual se genera trabajo, y lo peor, no están siendo controladas para que no se repita lo que sucedió con el sector inmobiliario donde la mayoría de las personas fueron engañadas por los bancos e incluso por entidades crediticias respaldadas por el gobierno federal.


1 comentario:

  1. Es una triste realidad.
    Ahora tengo que dar la razón a mi hijo, que se negó a estudiar una carrera y prefirió formarse en lo que él llama "la universidad de la vida".
    Saludos, Fernando.

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