viernes, 4 de abril de 2014

ME SIENTO ESTAFADO: LA HISTORIA DE RAUL. Por Fernando Rivas.

El título universitario en Negocios Internacionales cuelga de la pared. Reposa allí, inerte, para ser observado una y otra vez, y al hacerlo, recordar la deuda contraída con el ministerio de educación por más de 50.000 U.S. Dólares más intereses. Ese pedazo de cartón, que no es un título valor, enmarcado con metal imitación oro, brilla traspasando el silencio de la habitación y de quienes ingresan a ella. Mi nombre, Arturo C., en el cuadro colgado, enfatiza que soy poseedor de un título universitario como si eso fuera algo extraordinario ya que, entre otras cosas, ese diploma que reposa estático en la habitación, aún no me ha abierto las puertas del mercado laboral Norteamericano. 

Para mi no es ningún consuelo el saber que como Yo, hay miles de universitarios recién graduados, sin trabajo y con deudas superiores a las mía; e incluso,  familias que hipotecaron sus casas para que sus hijos pudieran ir a la universidad. Pero sí sería un alivio, si quienes tenemos deudas estudiantiles, demandamos civil y penalmente a estas universidades por estafa. En mi caso, necesito re-entrenamiento o aprender nuevas habilidades para suplir, lo que los políticos llaman, la demanda que la nueva economía necesita. Una nueva economía que no definen, pero intuyo, requiere innovación y un cambio de modelo educativo.

No cuestiono la decisión de estudiar. La capacidad de asombro y de cuestionar en forma permanente lo que observamos es el punto de partida de un razonamiento lógico, por medio del cual, podemos re-estructurar los esquemas que regulan nuestra cotidianidad o las creencias que nos llevan a comportarnos de una forma específica frente a la realidad social que vivimos. Cuestiono la calidad y el tipo de educación que la mayoría de las universidades americanas imparten a sus alumnos. En mi caso, y frente a la imposibilidad de encontrar un trabajo de acuerdo a mis habilidades y conocimientos adquiridos, me pregunto, si mejor no hubiera recibido un entrenamiento a corto plazo, digamos, aprender hacer toda clase de pan, o un curso especial, para trabajar con persona de la tercera edad o discapacitadas. Leyendo los avisos clasificados esa clase de trabajos tienen una gran demanda. Por lo menos tendría un ingreso estable y libre de deudas.Y no estaría mirando el título universitario, que desde hoy, ha dejado de colgar de la pared porque he decidido guardarlo en una caja de cartón.Para dejar de hacer el ritual narcisista y la forma masoquista como espío mis culpas.

Mirando lo acaecido en perspectiva, fui un iluso al crear la falsa expectativa de que con una buena educación iba a lograr El Sueño Americano, sin analizar el mercado laboral, y sin considerar que mientras para mi la educación era una forma de superar barreras y una forma de evitar trabajar en lo que tradicionalmente trabajan los Hispanos en este país, para los mercaderes de la educación, las universidades son y seguirán siendo un gran negocio. 

Ayer, en la clínica, el médico me dijo que debía hacerme un examen de sangre completo para tener un diagnóstico más preciso. La asistente me dio una tarjeta provisional para tal efecto mientras me llega el seguro. He decidido esperar. No tengo la certeza de si el seguro va ha ser aprobado o no. Con la experiencia vivida no quiero recibir la sorpresa, que el seguro fue negado, incrementando aún más mis deudas por servicios de educación, y ahora de salud.

Observo, mientras camino, una gran cantidad de viviendas en proceso de remate. Es ominoso que las deudas contraídas para adquirirlas valgan más que el valor de las mismas. porque los compradores de vivienda también fueron engañados, estafados, por los bancos y las grandes corporaciones. Aquí, en el maravilloso país, tanto los propietarios de viviendas como los estudiantes hemos sido estafados. nos han robado nuestros ahorros, nuestro futuro. El sueño americano yace en el olvido para millones. La economía americana le ha dado mas prioridad al consumo que a la inversión. La cultura de consumir más allá de nuestras necesidades está tan arraigada que importamos más de lo que producimos. Y esa es una de las razones por las cuales la economía americana no genera suficientes trabajos. Un claro ejemplo lo da el propio Gobierno Federal que con una deuda de 4 Trillones de dólares en los dos últimos años se ha paralizado dos veces porque no ha tenido con qué pagar sus gastos de funcionamiento.

Para terminar, a estos estafadores y sepultureros les digo: Se equivocan si piensan que me van ha sepultar en la fosa de la deuda impagable. De hecho he estado abonando a la deuda con los re-embolsos que me envía el Tio Sam y que no recibo porque ustedes se apropian de esos impuestos que honestamente me he ganado.  No importa. No solo les pagaré hasta el último centavo sino que no dejaré de soñar, y de buscar en cada despertar nuevas formas de transformar la realidad con mis manos. Se equivocan estos estafadores, usureros, asesinos de la esperanza, si piensan que no van ha ser desplazados del poder porque ya se observa cómo el sistema opresor poco a poco se va debilitando al volverse insostenible porque uno de los factores productivos del capital, el trabajo, absorbe la tierra y arrasa con el mismo capital.  


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